Cuando pensamos la idea de ser padres, con Mr. C siempre nos imaginamos con dos hijos. Pero del dicho al hecho hay un trecho. Y cuando quisimos empezar de nuevo con todos los preparativos para Little Bebé 2, se nos complicó un poco el tema. Tardamos un año en lograrlo pero ahora estoy nuevamente embarazada.
Hubo muchas preguntas sobre esto que me hicieron replantear varias cosas. Cuando tomamos decisiones ligadas a ser padres (tener hijos, no tener, tener uno solo, tener mil... bueno, mil no pero más de uno) me encontré dando explicaciones sobre esas elecciones que dependen exclusivamente de Mr. C y de mí. Por lo tanto las explicaciones no son necesarias ni tengo por qué darlas porque no quiero cargar con expectativas ajenas. Sólo voy a decir que los vínculos de hermandad se construyen y no importa si son co-sanguíneos, amistosos o extraterrestres. Los vamos construyendo a medida que los vamos necesitamos. Así como la relación con nuestros padres también se construye y va cambiando. Nada es dado y todo requiere de ganas.
Y ahora que estoy embarazada me doy cuenta de cuántas diferencias que hay entre cómo se vive un primer embarazo y el segundo. Si, ya sé que cada embarazo es distinto pero nosotros también somos distintos y las vivencias son tan cambiantes que ni yo me reconozco esta vez.
Con Little Nena sabía todo minuto a minuto: "estoy de 24 semanas + 4 días, mide 18.5cm que es el equivalente a una banana Cavendish de India, no un plátano canario que no haya confusión por favor, además estos días es normal que me duelan las puntas de los pelos, se me acalambre la uña del dedo gordo del pie izquierdo y duerma en promedio 7.3hs por día." Tenía 4 apps en el teléfono que cada una me daba información diferente de la semana en la que estaba, hacía un seguimiento de medidas y síntomas, hacía el tipo ejercicio correspondiente a cada trimestre para potenciar un músculo distinto según cada etapa, escuchaba música con parlantes para que la panza también escuche. En síntesis: mi vida era panza- centric. También es cierto que estábamos en pandemia y no tenía mucho más que hacer.
Hoy, en cambio, estoy en el lado opuesto. Esta mañana me han preguntado: "¿de cuánto estás?" y no pude responder. Me tuve que fijar la respuesta porque no tenía idea: "creo que estoy en la semana 24 pero no estoy segura ¿que qué mes es? pues... no sé.... cuatro, cinco... ¿seis?" No sé cuánto mide Little Bebé 2, ni a qué fruta se parece, no tengo apps en el teléfono porque está a punto de explotar de tantas fotos de Little Nena, y de ella con Mr. C (a quien por fin después de dos años y medio lo empezó a reconocer como alguien que la hace feliz, con quien divertirse y sentirse segura) y de ella y yo. Porque aunque a Mr. C no se le dé bien eso de sacarnos fotos, yo me hago muchas fotos con ella.
¿Cómo me siento? bueno, salvo por el sueño que no es 100% responsabilidad del embarazo sino de la hermana, la verdad es que no me acuerdo mucho que estoy embarazada. Después intento caminar unos minutos y hablar al mismo tiempo o vestirme y se me pasa la tontería porque me ajusta la ropa. Es que me crecieron las caderas de Beyoncé y tengo una panza desproporcionada para la cantidad de meses. Estoy deseando fuerte que se termine el invierno para poder ponerme vestidos sueltos sin medias ni usar pantalones.
A veces no sé si es buenísimo o terrible que no tenga tan presente a Little Bebé 2. Registro sus patadas suaves (por ahora) y me me sigue pareciendo lo más lindo y mágico de todo esto. Aunque sigo sin entender cómo es posible que haya alguien dentro mío creciendo y sigo manteniendo la idea que engendrar a alguien es una experiencia surreal.
¿El embarazo el mejor momento de mi vida? pues no. No sé qué mujer se lo inventó pero... no. Es linda la atención que recibimos de extraños y conocidos, es lindo verte al espejo y notar las curvas creciendo, es lindo sentir al bebé. Pero el resto no. Entre controles y sentimientos, dolores desconocidos, miedos, hormonas revolucionadas (¡las hormonas! por favor ¿cómo no las mencioné antes?) que me hacen llorar y que esta vez también le sumo la intolerancia. Tengo cero tolerancia (o mecha corta como decimos por mi tierra). Hago esfuerzos sobrehumanos por no vivir puteando al universo por cualquier motivo porque el universo en la mayoría de los casos no se lo merece.
Además de dormir poco, se me dio por comer chocolate como si no hubiera un mañana y de esto dependiera mi subsistencia. Crisis y berrinche nivel Little Nena si se terminó. Pero después me acuerdo que soy una adulta que puede ponerse los zapatos e ir a comprar más y se me pasa.
Este embarazo se me dio también por leer todo lo que sé que no voy a poder leer durante un tiempo. Esto me frustró mucho con Little Nena cuando nació. Así que me la paso entre libros muy feliz disfrutando por adelantado. También estoy planeando viajes de fin de semana por aquí cerca para que tampoco me dé síndrome de abstinencia después.
A diferencia del embarazo anterior, no tengo comprado nada para Little Bebé 2. El otro día organicé algunas cositas que se salvaron de ir a la basura con Little Nena y nada más. Ya veo que nace y no va a tener ni pañales. Por suerte todavía falta mucho.
Y Little Nena está feliz con la idea de una hermanita. Me toca la panza, me da besos y la bautizó como le dice a los unicornios: "Lele". Así que tendremos que pensar nombres acordes a eso. Ella también dice que tiene un bebé en la panza y me pregunta si cuando me voy a bañar Little Bebé 2 también se baña conmigo. Quiere ver qué hay adentro de la panza de mamá, cómo se mueve, si de verdad hay un bebé ahí, y si cuando nazca va a poder dormir con ella, que por ahora es su mayor anhelo. Está muy dulce y feliz con todo esto, que si nos ponemos a su altura, es un montón para procesar. Y creo que aún no entiende del todo todos los cambios que se vienen aunque vamos conversando sobre ellos muy de a poco. Creo en el fondo que yo tampoco lo tengo tan claro.