Me parto

Sweet child o'mine - Guns n' Roses

¿Cuántas dudas y miedos se canalizan en el momento del parto? yo tenía miedo a que Little Bebé se ahorque con su cordón umbilical, a que no respire, a que haya complicaciones inesperadas y con el Covid-19, también miedo a que Mr C no pueda estar presente. Pero con todas las ansiedades y paranoias normales del caso, estaba muy feliz. Y así viví el parto: feliz, curiosa, expectante y un poco asustada.

Creo que la idealización del momento del parto, en mi caso, está sobrevalorada. Alguien me dijo "es un momento mágico y único". A ver... si y no. Si, es algo muy difícil de entender que de adentro tuyo salga un ser humano. Parece de Ciencia Ficción. Pero no estás rodeado de hadas y duendes y tuviste más de 9 meses para prepararte psicológicamente. Y si, también es algo único, porque no es lo mismo a que te operen de una muela. Para mi un acto biológico, natural y emocionante.

Si fue vaginal, estás agotada y te duelen hasta las pestañas, es un proceso largo y molesto. Si fue Cesárea, te duelen los chinchulines revueltos, es express y mecánico, pero en ambos casos el nivel de felicidad es el mismo. Y uno no es mejor o te hace mejor madre que el otro.

En mi caso no sólo nació Little Bebé, también nació una "idishe mamele": no entiendo de límites en la comida porque siempre tengo la sospecha que se queda con hambre y estrujo mi teta hasta la última gota; abrigo a Little Bebé en pleno verano "por si tiene frío"; hago un drama de una tontería; sufro por todo y por nada a la vez. Supongo que debe ser algún chip que te activan en la sala de partos mientras terminan de acomodar todo.

Pero en el parto perdí también la espontaneidad. Se me debe haber caído en algún lado. Ese llamado inesperado de tu amiga que está en el bar de la esquina invitándome a pasar como hacía antes se perdió, porque mientras pasa eso tú estás luchando con la teta, el pañal, haciendo cálculos matemáticos para estimar si los minutos que duerme Little Bebé te alcanzan para ducharte, vestirte y bajar. Y la respuesta es no.

También en el parto perdí la vergüenza y la elegancia. Creo que las dejé colgadas en el perchero de la habitación. La primera porque si antes me daba un poco de pudor hablar de temas escatológicos o mostrar accidentalmente una teta, ahora mis tetas compiten en las grandes ligas como influencers y si Little Bebé se cagó, no ahorro en eufemismos. En cuanto a la elegancia, no le veo el sentido a vestirme bien para que dos segundos después Little Bebé me vomite. Así que mi ropa linda está guardada un tiempo más mientras uso la misma de siempre, lavada 28 veces por semana.

El tema del Covid1-19 por un lado nos vino genial: no sé cómo hace la gente para estar en el hospital adaptándose a la nueva situación de ser padres y atendiendo a las visitas. Yo siempre fui al hospital a ver a mis amigos y familia. Nunca más voy a molestar a nadie. ¡Pido perdón! No voy más. Nosotros pudimos estar los tres con todo el tiempo del mundo para conocernos. Pero... te da pena que no puedas compartir esta emoción tan inmensa con el universo. Querés que la abracen, la besen, la carguen, la vean sin tener la cara tapada, sin estar en un lugar abierto, sin mascarillas. Y no se puede. Además ir a ver a nuestras familias es arriesgado tanto para ellos como para nosotros. Así que por ahora la virtualidad seguirá siendo la forma de presentar a mi pandemial preferida al mundo.

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