La Conciliación

To know you is to love you - BB King

La maternidad, esta palabra que engloba tanto amor y cansancio, parece ser una conciliación entre dos o más partes que están en una balanza permanentemente.

Conciliar la imagen idealizada que tenemos de la maternidad y la realidad creo que es uno de los primeros retos que tenemos cuando nos convertimos en madres. Siempre fui super organizada, puntual, ordenada, pragmática y pensaba que ser mamá iba a ser fácil. Ni hablar que habiendo compartido tanto tiempo con mis sobrinos cuando eran chiquitos, me daba suficiente experiencia como para convertirme en una madre de Instagram con todo divino y perfecto.

Si mi amiga llora todo el puerperio, yo seguro que no y que tendré pañuelitos por toda la casa. Y si mi otra amiga no tiene claro si es de día o de noche, yo seguro que tendré un reloj y eso no me va a pasar. De repente me encontré desbordada física y emocionalmente, sin rumbo y agotada con una Little Bebé enganchada en la teta pero con una felicidad inexplicable. Entendí enseguida que tenía que abandonar la idea idealizada de maternidad que me había creado y empecé a vivir con más tranquilidad, dejando que todo fluya... en definitiva, vivir la maternidad como salga: a veces lloro de emoción por ver a Little Nena dar sus primeros pasos o decir sus primeras palabras y a veces lloro de agotamiento y sobrecogimiento. Una mamá normalita vamos.

Conciliar también las expectativas de lo que quiero ser y de lo que soy, teniendo en cuenta que antes tenía una vida y ahora otra; antes tenía un ritmo de vida y ahora otro; antes tenía un cuerpo y ahora otro; antes tenía unos intereses y ahora otros. Son muchas cosas para procesar. Sin embargo descubrí que con el tiempo y mucha paciencia se puede.

Antes soñaba con tiempo para mi porque Little Nena ocupaba todo mi día (y mi noche, claro), y ahora que lo empecé a recuperar, me pasa que la extraño, pero el tiempo que pasamos juntas ahora es de mucha más calidad. De a poco me di cuenta que ahora nos divertimos juntas, que no sólo estoy para cuidarla sino también para disfrutarla. Son momentos únicos que, a pesar de las enfermedades, rutinas y cansancios, me hacen dar cuenta que tengo el privilegio de verla crecer, verla aprender a caminar, escucharla decir el nombre de los animalitos y las comidas o completar las canciones, un montón de pequeñas cositas que van mostrándome una nena cada vez menos bebé. Un año y medio de Little Nena y ya está para que le dé las llaves de casa.

Y este tiempo que estoy recuperando para mi, además, lo estoy ocupando con otras cosas. Entonces empiezo a levantar de a poquito la cabeza y se siente fenomenal. Al punto de necesitar ir a la peluquería, porque levantar la cabeza con la melena de Pocahontas que me había crecido, era muy pesado.

Conciliar la vida en pareja es otra de las cosas que van pasando por otro canal sin darnos cuenta. El día a día se lleva toda la energía y cuando llega la noche quizás ni conectamos a pesar de haber estado los dos en casa todo el tiempo. Este es otro ejemplo en el que siento que las cosas ya no son como antes y necesito conciliar porque mutamos de pareja a padres, de Brad Pitt y Angelina Jolie (antes de la troupe) a Los Simpson.

A veces hasta abrazarnos nos cuesta, ya no nos sale tan espontáneo como antes, porque hasta la relación de pareja parece cansada y nada más deserotizante que el cansancio. Sin embargo sabemos que estamos, que seguimos, que nos queremos y que avanzamos. El foco lo ponemos en que es una etapa que hay que transitar y que seguimos siendo dos con una pequeña tres, que a medida que crece, nos deja espacios de reencuentro, de reconexión y de reconocimiento. Resignificamos el amor que nos tenemos para mantenernos juntos, no sólo como pareja sino también como familia. No pensamos en lo que nos falta sino en lo maravilloso que tenemos juntos.

En síntesis, estoy conciliando todo el tiempo y me está saliendo riquísimo.

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