Postales desde la cama

Ay mamá - Rigoberta Bandini

Estuve muchos días en cama. Un virus tan loco y original como la gripe me dejó un poco chafada y me cuesta levantarme o comer. Así que sólo salí de la cama para lo imprescindible.

10 días es mucho tiempo. Especialmente porque como no estaba en condiciones de leer o mirar una película o relajarme y meditar sobre los magmas de significaciones sociales involucrados en los procesos socioeconómicos de las posibles futuras guerras bacteriológicas, sólo me dediqué a no hacer nada. Pero una madre nunca hace nada. Una madre materna hasta cuando agoniza. Porque una madre no se puede enfermar. Bueno... capaz exagero porque es una gripe pero puede que no por mucho.

Interrumpimos este programa para comentar que Mr. C es un ser hermoso con la paciencia más grande de la galaxia y gran padre y que Little Nena está cada día más divertida, preciosa, inteligente y simpática a sus casi dos años y medio.

Continuamos...

Las madres tenemos la enfermedad prohibida. Ojo, me encantaría una vacuna contra toda enfermedad. Me la pondría con muchísimo gusto. Incluso si viene con vitaminas para cuando estoy agotada. Porque a veces me da la sensación de que la vida familiar pasa por nosotras y no podemos elegir ponerla en pausa ¿estoy hablando de carga mental? Estoy hablando de carga mental. Pero no sólo eso, también la imagen que transmitimos a nuestros hijos cuando nos ven acostadas relajándonos o recuperándonos.

"Mamá, a dormir no. Ahora a jugar ¡levántate!" Es que las madres somos como el aire que está siempre presente y lo respiramos sin darnos cuenta. Cuando nos ahogamos por su ausencia, lo pasamos fatal. Y Little Nena no está acostumbrada a ver a su mamá más vulnerable, más caída y que necesita descansar. Ella ve en mi todo lo anti-enfermedad. Pero una buena charla y dos toboganes después con el papá, todo queda claro.

Toda esta enfermedad me ayudó a entender que la disponibilidad tiene un límite. Y que ese límite marca muchas más cosas que un "hasta acá llegué, déjame descansar". Aunque nosotras queramos estar siempre para nuestros hijos, tenerlos cerquita y sin movernos mucho, la verdad es que eventualmente nos separaremos y que también está bien estar por nosotras mismas.

Al final tanto cuidado en los mensajes que le quiero transmitir a Little Nena que me olvidé el fundamental: nosotras, las madres, también somos humanas.

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