Tsunami de emociones

Brown eyed girl - Van Morrison

Ver crecer a Little Bebé es un privilegio. Todos los días me sorprende con algo nuevo: fui viendo todo el proceso de aprender a desplazarse, después mejorando la técnica de gateo, después se puso de pie mientras le salían los primeros dientitos, la maravillosa experiencia de dormir sola, también la primera vez que dijo clarito "mamamamamama" y después "papapapababa" (si, la última todavía la chinga un poco y dice "aba" pero el papá está contento igual). 

Sin embargo este hermoso privilegio a veces me pesa un poco. Little Bebé sigue amando a sus amigas las tetis, y si bien ya no se engancha a cada rato, eso solo ya me limita bastante. A su vez yo sigo aparcando mi trabajo, mis hobbies, mis gustos, mis necesidades, mis tiempos. Si bien lo entiendo como una inversión en el largo plazo, por momentos se me hace difícil: ella ya tiene más de 10 meses y yo sigo sin poder pintarme las uñas. Y si bien hasta hace poco esto me parecía adorable, ahora empiezo a necesitar mi espacio. Necesito volver a conectar conmigo, a reencontrarme, a reconocerme en este nuevo lugar. "Todo es cuestión de tiempo" me dicen, pero el tiempo es una dimensión tan subjetiva que ya ni sé cómo cuantificarla. 

Es que son más visibles, emocionantes y simpáticos los cambios en los bebés que el cansancio, la falta de paciencia, las hormonas revolucionadas y el desencuentro con la pareja y con una misma de las mamás. Little Bebé está cada día más linda, más nena, más grande y yo parezco una persona sin techo que deambula con la mirada perdida. Y ni hablar de Mr C. cuando me dice "hola" y yo le largo una catarata de frustraciones como si fuera el culpable de todo lo que está mal en el mundo aunque sé a conciencia que es todo lo contrario. 

Es que la maternidad me llegó como un tsunami, con una fuerza brutal para derribar todas esas ideas preconcebidas de que yo iba a poder ser una mamá perfecta ¿si lo leí todo en Instagram, cómo iba a fallar? y no digo que no lo sea para Little Bebé, pero sí que es una maternidad más real con sus días nublados y soleados, con su felicidad y su angustia, con sus dudas y certezas.

Y a pesar que nadie te cuenta el lado B de la maternidad, creo que antes no me pude imaginar todo lo que hay detrás. Por ejemplo la necesidad de separarme de Little Bebé y que cuando por fin lo logro, todo lo que la extraño; que cuando consigo un ratito para mi misma, no puedo parar de hablar de ella. Es muy ambigua la maternidad. Y sigue siendo fascinante que esa pequeña personita haya salido de adentro mío.

En síntesis, extraño a la antigua yo que se jactaba de ser libre e independiente. Y estoy empezando a hacerme amiga de la nueva yo en el nuevo rol con todo lo que esto tiene. Los nueve meses de embarazo y los 10 meses de maternidad no me alcanzaron para ubicarme del todo, pero poco a poco lo vamos logrando.

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